Cirugía de mínima invasión

La cirugía de mínima invasión se refiere a procedimientos quirúrgicos en ginecología que evitan grandes incisiones abdominales. En su lugar, se utilizan técnicas como la histeroscopia (acceso a través de la vagina y cuello uterino), la laparoscopia (puertos pequeños) o la cirugía robótica/vaginal, para acceder al órgano o tejido a tratar con menos trauma.
Beneficios principales:
-
Menos dolor post‐operatorio en comparación con cirugía abierta.
-
Cicatrices más pequeñas, menor impacto estético.
-
Hospitalización más corta o ambulatoria.
-
Recuperación más rápida: retorno a actividades cotidianas en días o pocas semanas, en lugar de muchas semanas.
-
Menor pérdida de sangre, menor riesgo de complicaciones asociadas a grandes incisiones.
-
Enfocado al bienestar global de la mujer: tecnología + atención personalizada.
Condiciones ginecológicas que pueden
tratarse con mínima invasión
-
Fibromas uterinos (miomectomía laparoscópica o histeroscópica).
-
Sangrado uterino anormal.
-
Quistes ováricos y masas benignas de ovario.
-
Endometriosis y adherencias pélvicas.
-
Embarazos ectópicos o complicados (cuando aplica).
-
Anomalías uterinas (tabiques, malformaciones).
-
Histerectomía vaginal o laparoscópica cuando sea indicado.
-
Cirugía robótica en casos seleccionados.
Técnicas más utilizadas:
Histeroscopia: acceso a través del cuello uterino, sin incisión abdominal, para tratar pólipos, miomas dentro de la cavidad uterina, tabiques.
Laparoscopia: pequeñas incisiones en el abdomen (generalmente de 5 a 10 mm) para introducir cámara e instrumentos y tratar ovarios, endometriosis, miomas, etc.
Es importante mencionar que, aunque es más seguro que la cirugía abierta, toda cirugía tiene riesgos.
